La ironía se impuso. La relación entre el dueño y secretario general de Perú Libre, Vladimir Cerrón, y quien hoy funge de jefe de Gobierno, Pedro Castillo, habría llegado a su fin. Un tuit bastó para que la imagen de unidad, que ya venía alicaída por los múltiples roces ministeriales, de la izquierda finalizara.
En horas de la mañana, la polémica frente a las solicitudes de ascensos irregulares del presidente continuó siendo tema de debate. La legitimidad de un presidente silente continuaba en picada con un nuevo tropiezo del Gobierno, en esta ocasión en perjuicio de las fuerzas armadas.
Tal es la situación, que Cerrón optó por deslindar de Castillo. Meses atrás, los votantes del hoy jefe de Estado pedían lo mismo a la inversa, con el himno «Castillo deslinda de Cerrón»; sin embargo, el éxito de esa campaña fue nulo. Mas ahora, quien era vendido como el «lobo debajo del sombrero» escapó y deja un vacío a la izquierda del presidente.
A través de Twitter, la plataforma oficial de los funcionarios perulibristas para enterarse de sus riñas, Cerrón afirmó que, si bien existía una injerencia por parte del régimen de Pedro Castillo en las fuerzas del orden, la misma se suscitó al margen de Perú Libre, asegurando que no marcan las directrices del Gobierno.
«Perú Libre nunca se ha entrometido en el manejo de las FF. AA., como maliciosamente publica El Comercio. Es necesario aclarar que Perú Libre no dirige al actual gobierno», señaló el adalid perulibrista.
Bellido, un malicioso hermano
Como no podía dejar de ser, Guido Bellido, ex presidente del Consejo de Ministros, se pronunció. El investigado por apología al terrorismo solicitó a Castillo Terrones que removiera al secretario de Palacio, a quien consideró «menos llamado a entrometerse» que el ministro de Defensa y el mandatario.
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