La coyuntura que estamos viviendo con la pandemia del covid-19 no solo representa un peligro para la vida humana, sino también un gran reto para mejorar la calidad de vida de las personas. Y ello es responsabilidad de todos, familias, empresas, trabajadores, organizaciones y los Gobiernos.
Haciendo un análisis antes de la pandemia, se evidencia que la situación es crítica; ya que no se cuenta con una línea de base respecto al manejo de residuos.
Hoy contamos con un Ministerio del Ambiente, relativamente nuevo, que es el ente rector en materia ambiental y que ha transferido competencias al Organismo de Evaluación y Fiscalización Ambiental (OEFA), adscrito a este ministerio, para fortalecer las supervisiones y fiscalización ambiental en diferentes sectores.
Son muy pocas las empresas formales que implementan la Gestión de Residuos Sólidos (GRS), hoy seguimos viendo botaderos informales, no existe infraestructura adecuada para los residuos, y ese es un gran reto.
No se ha desarrollado una correcta difusión y comunicación a la población de que existen maneras y lugares para manejar nuestros residuos.
En la actualidad hay supervisión en este campo pero para el manejo formal de los residuos, y no hoy infraestructura formal, entonces esto representa un problema. A nivel municipal hay esfuerzos para el manejo de los residuos sólidos pero aún es muy incipiente.
En el 2013, hubo la intención de establecer un trabajo coordinado entre el Ministerio de Vivienda, Construcción y Saneamiento y el Ministerio del Ambiente para, a través de metas, apoyar a los Gobiernos Locales en cuanto a la GRS pero esto finalmente se diluyó. Debido a que no se levantó la información de los puntos críticos en materia de residuos y pocas municipalidades postularon. Y a pesar de la escasa información respecto a GRS que se tiene desde aquel año, es con la data que se cuenta en la actualidad.
Países vecinos como Colombia y Chile tienen el llamado “Código Verde”, en el cual se prioriza la GRS y la gestión del cuidado del agua.
En el Perú se cuenta con el D.S. Nº 014-2017-MINAM que aprueba el D.L. Nº 1278 que es la “Ley de Gestión Integral de Residuos Sólidos”. El cual nos da el ABC de la GRS. Nos brinda seis criterios importantes que todas las empresas deben gestionar correctamente como: Generación de residuos, Desagregación, Diferenciación, Formas de recolección interna, almacenaje y transporte a su destino final.
Asimismo, se regula el tratamiento de los residuos no municipales, como por ejemplo el generado por las obras de construcción, y los residuos municipales, y las obligaciones que tienen los generadores.
Muchas veces se contrata a Empresas Operadoras para el manejo de residuos pero también contratan servicios no formales. Y la informalidad conlleva a que no exista una cultura de manejo de los residuos.
Ahora bien, la norma ha generado en varios casos conflictos para emitir ordenanzas municipales para la GRS, porque se habla de “residuos no municipales”. Y las municipalidades no asumen un compromiso real de fiscalización en sus jurisdicciones, cuando deberían hacerlo puesto que son los más cercanos a la problemática.
En un escenario ya conviviendo con la pandemia todos tomamos conciencia de que los servicios de limpieza, por ejemplo, son realmente servicios esenciales y urgentes.
Hoy, en los hogares y empresas, estamos generando residuos que comúnmente no utilizamos y otros totalmente nuevos como son las mascarillas, guantes, mamelucos anti fluidos, etc.; y los artículos de limpieza en mayor cantidad. Y esto amerita un tratamiento especial.
Tanto las personas como las EO deben tomar conciencia de que esto es una tarea de todos. Debemos hacer hincapié en la minimización de los residuos y la importancia de la segregación. Porque estos nuevos residuos (EPP) son catalogados como residuos peligrosos y si se mezclan con otros afectan también económicamente. Una tonelada de residuos sólidos no peligrosos oscila entre los S/.18 a S/.25, mientras que una tonelada de residuos peligrosos están en el rango de los S/. 350 a S/. 750.
Si nos vamos a las obras de construcción, tenemos la misión de adaptar las nuevas formas en la que tanto los obreros como el personal de mando deben manejar sus implementos de seguridad, deben saber segregarlos. Si constantemente se ven casos que los EPP terminan mezclándose con otros residuos pues con mayor razón los residuos peligrosos deben ser eficientemente almacenados. Los empresarios y el Gobierno son responsables de la GRS. En los planes de vigilancia frente del covid-19 debe priorizarse y desarrollado detalladamente la GRS.
Tenemos también varios retos. ¿Cómo nos enfrentamos al covid-19? Pues, conlleva mucha información, protocolos y ejecución adecuada. Cada instancia del Gobierno debe establecer acciones y dotar sobre la GRS. Existen lineamientos, sí, pero nunca nos hemos sentido tan amenazados como ahora. Cualquier descuido afecta la vida de los trabajadores, y por consiguiente impacta a las familias. Esta pandemia evidencia que somos frágiles como sociedad. Hoy somos conscientes que servicios poco valorados como el servicio de limpieza es algo esencial para la vida.
La reactivación económica en diversos sectores va a iniciar con el 40% a 50% de su operación normal, y debe hacerse pensando en la salud de los trabajadores.
Por ejemplo, en toda obra se contratan concesionarias de comida para abastecer a los trabajadores. Y estos a su vez manejan los residuos de lo que se come y lo que no se come. A esas personas, mujeres en su mayoría, deben ser capacitadas para segregar los residuos y que no se mezclen con los peligrosos. Que no solo consiste en ponerlos en bolsas plásticas y botarlos al tacho, sino generar una cultura sobre la GRS.
Empresas en Europa y en algunas de la región, están entregando kits de seguridad, lo cual está bien y debería replicarse para los trabajadores en nuestro país.
Otro reto es contar con una data de GRS y contratar a las EO, que nos permita tener la documentación necesaria sobre el manejo de residuos, desde su tratamiento hasta su disposición final. La responsabilidad de los empresarios no termina al contratar una EO, sino que la cultura de la GRS implica que se fiscalice que su disposición final se cumpla de manera correcta.
Finalmente, creo necesario que por cada sector se debe implementar una normativa para el manejo de los residuos, que permita afrontar esta tarea de manera organizada y responsable. Esta pandemia no solo trae cosas malas, también debemos asumirla como una gran oportunidad para mejorar nuestras vidas.