El sector editorial enfrenta una de sus peores crisis debido a la pandemia por COVID-19. Carlos Vela, presidente de la Asociación de Editoriales Independientes, responde algunas interrogantes al respecto.
La industria del libro enfrenta una paralización económica que afecta a todos sus niveles productivos. Las librerías cerradas, eventos literarios cancelados y planes editoriales recortados constituyen un gran reto para el sector editorial.
Editoriales como Planeta Perú y SM pronostican una caída anual de entre 35% a 40% ¿Cuál es la situación de las editoriales independientes en esta cuarentena?
Las empresas del sector cultura, en general, son de por sí vulnerables. Más del 90% de las empresas que lo conforman son micro, pequeñas e, incluso, empresas unipersonales. Si partimos de ese marco, la crisis nos pega aún más. El circuito comercial está cerrado y no se puede atender, pero también hay un circuito de ferias canceladas en las cuales los negocios editoriales independientes se mueven bastante. Se habla mucho de la nueva propuesta virtual de la FIL, sin embargo, entre marzo y agosto existen alrededor de 10 ferias que se iban a desarrollar en distintas regiones del país. Estamos hablando por ejemplo de la Feria del Libro PUCP hasta la Feria del Libro de Arequipa, Ica, Juliaca, Huancayo y Cuzco.
¿De qué manera se ha transformado el trabajo editorial?
Eso lo podemos abordar desde dos vías. Una es la responsabilidad de las editoriales y otra es la que está relacionada con el rol del Estado. En cuanto a la responsabilidad como gremio, hay una tendencia hacia la digitalización. No me refiero solo al tema de libros electrónicos, sino también al desarrollo de plataformas web, redes sociales activas, integración de una pasarela de pagos para implementar el comercio electrónico de libros. El contexto pandémico ha acelerado una serie de actividades relacionadas al tema de la tecnología y nuestra responsabilidad como gremio de editoriales independientes ha sido fortalecer las capacidades de nuestros asociados para que esta migración al contexto digital se dé lo más rápido posible.
Representantes de la Cámara Peruana del Libro y de la Asociación de Editoriales Independientes del Perú sostuvieron una reunión con los congresistas Alberto de Belaunde y Daniel Olivares. Producto de ello se ha solicitado un informe al Ministerio de Cultura y acciones concretas dirigidas al sector, ¿ha habido alguna comunicación directa con dicho ministerio?
EIP tiene seis años de fundación y desde hace tiempo venimos trabajando distintos proyectos con las áreas técnicas del Ministerio de Cultura, específicamente, con la Dirección del Libro y la Lectura. Con ellos hemos sacado adelante diversos proyectos como la feria del libro La Independiente y el tema de los estímulos económicos que ya van por su tercera edición este año. La relación a nivel técnico está. Sin embargo, nuestras propuestas y agendas de trabajo generalmente se detienen en la alta dirección que es donde, finalmente, se decide cualquier acción alrededor del Estado. En este contexto de crisis hemos tenido el mismo freno. A nivel técnico las cosas se han avanzado, pero en alta dirección, puntualmente con la ministra de Cultura, es que se está demorando. Por eso, estamos buscando varias vías y en este caso hemos ido también por el legislativo. Además de la reunión con los congresistas Olivares y De Belaunde, el miércoles tuvimos otra con el congresista de Podemos Perú Johan Flores Villegas con la idea de sumar esfuerzos en esa línea.
Sabemos que no se han publicado protocolos específicos para la reactivación de la industria editorial. En todo caso, ¿qué medidas ha tomado el Ministerio de Cultura para proteger el sector?
El Ministerio de Cultura estuvo trabajando en un borrador de protocolo sanitario. Alrededor de la primera semana de mayo lo circuló para opinión de los gremios; sin embargo, el protocolo que está actualmente rigiendo para todos los segmentos del mercado es el del Ministerio de la Producción. Nosotros estamos insistiendo para que Cultura termine de sacar adelante el suyo, ya que nuestro sector tiene casuísticas muy específicas. Sabemos que sí se ha estado avanzando en ese sentido, pero la idea es que esto se acelere para que cubra las particularidades de las empresas del sector.
Como presidente de la asociación de Editoriales Independientes del Perú y sociofundador de Pesopluma, ¿qué medidas cree que necesita el sector para subsistir? Por ejemplo, anunciaba el tema de fortalecer las compras públicas de libros con los 16 millones asignados por Decreto de Urgencia al MINCUL.
Claro, hay acciones muy puntuales que ayudarían a la reactivación del sector. En ninguna de ellas se involucra pedir más dinero al Estado. El año pasado por el Decreto de Urgencia N° 003-2019 se ordenó el traslado de 16 millones de soles al Ministerio de Educación para la compra de libros para bibliotecas escolares. Asimismo, se iba a transferir el mismo monto al MINCUL para actividades relacionadas con el libro y la lectura. Estos fondos están siendo esperados por ambos ministerios desde enero. Ya le cruzamos una comunicación formal al MEF para que destrabe esta partida porque en este contexto los fondos se necesitan aún más. Una segunda acción está relacionada con el mismo Decreto, pues no existe un reglamento que la norme hasta el día de hoy. Las micro y pequeñas empresas editoriales seguimos sin acceder a estos beneficios tributarios, por eso pedimos que se establezcan cambios en el mecanismo de compras públicas de libro, si no lamentablemente la medida no va a ser transversal a todo el sector. Para que todo esto llegue a buen puerto creemos que es fundamental que los gremios participemos activamente en las mesas de trabajo en las cuales se diseñan estas políticas públicas casi desde un inicio. Lo que termina pasando es que se trabaja en interno y luego nos piden opinión sobre un proyecto ya avanzado y con márgenes muy cortos de tiempo.
La prórroga de exoneración del tributo al libro vence en octubre, ¿se está trabajando en una nueva ley? ¿Qué propuestas tiene el sector con respecto a ello?
Los últimos tres años se ha estado pateando un poco el problema. Se han establecido parches que, finalmente, no abordan una política de mediano y largo plazo. En un contexto de crisis como el coronavirus hemos retrocedido en lo que se había planteado con la Ley anterior. Lo que estamos proponiendo es que se establezca una nueva Ley del Libro no solamente de un año, sino que contemple el mediano y largo plazo de modo que sea un marco que permita un desarrollo sostenible del sector. Lo que queremos es que se llegue a formar una industria editorial con un marco regulatorio adecuado y que se empiece a trabajar desde ahora no que se espere hasta el 10 de octubre para sacar algo de alguna manera improvisado.
Ahora que la Cámara Peruana del Libro anunció el traslado de la Feria Internacional del Libro 2020 al mundo virtual, ¿qué expectativas hay para esta primera feria digital?
El componente digital es importante, sin embargo, ya está jugado que la reactivación económica recién va a poder darse hacia fines de año cuando empiecen a reducirse las restricciones. Lo que nosotros estamos proponiendo es que, además del componente comercial de la feria digital, se utilice esa plataforma para fortalecer las capacidades del sector profesional. Las ferias si bien tienen un componente comercial también ofrecen jornadas profesionales para libreros, editores, autores, etc. Estas capacitaciones son las que tienen mayores potencialidades en un circuito exclusivamente digital. Además, estamos viendo la manera de reenfocar la feria La Independiente. Este evento es realizado por la EIP en colaboración con el Ministerio de Cultura. Queremos adaptarlo en un componente digital que refleje el espíritu de la feria que es visibilizar la diversidad, pero a la vez fortalecer las capacidades de los editores.
Entrevista realizada por Fiorella Gallardo