El balón empezó a rodar en el verde del Nacional para lo que fue el tráiler de las dos finales que se nos vienen. En el partido más esperado de la fecha, Alianza Lima y Sporting Cristal midieron fuerzas. El resultado fue a favor de los del Rímac por 3-1. Dos tiempos muy diferentes que desarrollaremos a continuación.
45 minutos a favor de Cristal
El primer tiempo fue sólo de un equipo. Los de Roberto Mosquera mostraron su superioridad en el juego frente a los de Carlos Bustos. La pelota la manejaban Calcaterra, Castillo y Canchita Gonzales, mientras que los aliancistas no se hallaban en el terreno de juego y corrían detrás del balón. Cristal estaba muy metido en el partido, no solo en labores ofensivas, sino que en las defensivas también. Ni bien perdían la pelota, la iban a recuperar con no menos de dos jugadores. Generaron mucha presión y no dejaban jugar cómodamente a los blanquiazules.
Lo rescatable es que esa superioridad en el juego se trasladó en su marcador. Riquelme y Ávila fueron los encargados de vencer la portería de Ángelo Campos. La defensa grone tuvo una labor muy complicada, ya que el constante movimiento de los atacantes rimenses y el correcto aprovechamiento de espacios, hicieron se genere una desorganización. Por ratos el equipo estaba muy partido y los celestes aprovechaban ese hueco en el medio para gestar su juego.
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La importancia de la jerarquía
Para la segunda mitad, Bustos metió a Arley Rodríguez en lugar del paraguayo Édgar Benítez. Cambió el sistema, retrasando un poco a Concha para que juegue al medio con Valenzuela, y liberar más a Aguirre, Barcos y el mismo Rodríguez. Con esto, ganó más profundidad y desequilibrio por las bandas. Alianza mejoró y empezó a asechar el arco de Duarte. Se pudo establecer mejor en campo rival y mover más juiciosamente sus piezas de ataque.
Un valor agregado que tiene Alianza es la presencia de Hernán Barcos. En la jugada del gol, demostró su jerarquía al momento de aguantar la pelota. Es un futbolista que sabe aprovechar su cuerpo para posicionarse bien. Luego, hay que destacar la rapidez mental para dar el pase en primera y que el pirata defina con frialdad. Esta es una variante que los blanquiazules pueden aprovechar para hacer daño. Inclusive en jugadas posteriores, se vio que tan solo la presencia de Barcos causaba estragos en área celeste. Pese a lo mencionado, en el momento en el que estaba más cerca el empate, Marcos Riquelme amplió la cuenta y puso el 3-1 definitivo.
Si bien es cierto, a Alianza le faltaron dos de sus principales figuras como Farfán y Ballón, este duelo fue una primera radiografía de lo que se nos espera para el 21 y 28 de noviembre. Una final con dos equipos muy parejos. La defensa menos batida frente al equipo más goleador.