Luego de cuatro gobiernos consecutivos, la canciller Angela Merkel deja la conducción de la primera economía europea, tras su decisión de retirarse definitivo de la vida política. El pasado domingo 26 de septiembre, los alemanes acudieron a sus centros de votación para escoger a sus nuevos representantes para el Bundestag o Parlamento Nacional de los próximos cuatro años. En tal sentido, los parlamentarios electos deberán organizarse para elegir al sucesor de una de las mujeres más importantes de la política internacional.
Sin duda, las recientes elecciones en Alemania han sido las más inciertas de los últimos años. Esto debido a que Merkel, lideresa del partido conservador de la Unión Demócrata Cristiana (CDU), decidió dejar el liderazgo de su partido; y en su lugar asumió Armin Laschet, político originario de Aquisgrán, pero de un liderazgo inferior al que caracterizaba a su predecesora.
La agrupación política vencedora de esta contienda fue el Partido Social Demócrata (SPD), liderado por Olaf Scholz, exvicecanciller y ministro de Finanzas aleán desde 2018. Muchos internacionalistas han catalogado estas elecciones como las más aburridas en la historia de Alemania, debido a que Scholz se presentó como el candidato más merkeliano entre los que habían para sustituir a Angela.
Fue así que los resultados ante el Bundestag dieron por ganador al SPD que obtuvo un 25,7% de los votos, teniendo una diferencia mínima frente al 24.1% de la CDU, y al 14.8% del partido ambientalista verde, liderado por Annalena Baerbock que, según las encuestas, era el partido favorito para esta contienda. Quizás la derrota de los verdes se deba a los recientes escándalos de plagio tras la última publicación del libro de Baerbock, así como otras experiencias no tan certeras en el curriculum vitae de su lideresa.
En este estado de cosas, Scholz deberá negociar con las bancadas de los partidos liberal y verde, para formar una coalición de centro izquierda y así consolidar un gobierno que provea de estabilidad gubernamental en los próximos cuatros años, situación que, para varios analistas, no será del todo fácil.
Por otro lado, Angela Merkel se retira de la vida política y con ella se pone fin a un legado político de 16 años al mando de Alemania, donde fue la figura femenina más destacada y empoderada en la toma de decisiones de la Unión Europea (UE). Considerada por muchos la mujer más poderosa de un mundo donde la presencia femenina no es muy destacada. Merkel casi siempre fue la única mujer en las reuniones de las grandes cumbres de la UE, el G8, y la OTAN.
Será recordada por sus políticas conservadoras en varios aspectos sociales y civiles, pero a la vez caracterizada como una mujer feminista que estuvo a favor de la promoción de los derechos laborales de las mujeres y de la equidad de género. Otra de sus facetas recordadas será el coraje que demostró tras comprarse el pleito para recibir a más de un millón de migrantes en Alemania, a pesar de la oposición de muchos de sus connacionales. Dicha situación quizá le haya costado algunas bajas de popularidad, pero finalmente pudieron ser subsanadas al momento de tomar las decisiones en materia económica tanto de Alemania como a nivel de la Unión Europea.
Por último, sus gestos de mujer líder y su particular paciencia serán otras de las cosas por las que los alemanes y el mundo la extrañarán. Siempre con la cabeza en alto, sostuvo reuniones con otros líderes como Vladimir Putin de Rusia y el expresidente Donald Trump de Estados Unidos.
Angela se va, pero deja como huella su merkelismo, una forma de gobierno con la que crecieron varias generaciones y simpatizó a muchos alemanes; y que será el reto por enfrentar del próximo canciller que la reemplace.