Desde la ciudad del Cusco, el premier Guido Bellido, tras haber logrado con éxito la confianza a su gabinete, continúa sorprendiendo a la ciudadanía. De esta forma, insistía en recurrir a la cuestión de confianza como respuesta a los pedidos de censura contra cuestionados titulares de carteras. Muchos consideraron que luego de la investidura el fuero congresal se habría librado de la primera bala de plata, sin embargo, todo parece indicar que el oficialismo no tiene temor a utilizar todas sus municiones.
«La Constitución no está de adorno, dice que cuando hay entorpecimiento y actitud obstruccionista, pides la confianza; si continúan, pides la confianza, si continúan, ya el país tomará decisiones», precisó.
¿Qué más mencionó?
Tras reunirse con las comunidades campesinas que residen cerca del corredor vial sur de la provincia de Chumbivilcas, en el Cusco, Bellido Ugarte remarcó que no se quedarían «con los brazos cruzados» ante eventuales interpelaciones.
«No nos obligarán a ello, no porque nosotros queremos. Nos obligarán a pedir cuestión de confianza una, dos o tres veces porque para eso está el aval de la Constitución. La Constitución está para darle cumplimiento, no está de adorno», remarcó Bellido.
En adición, señaló que dado que el Congreso con una mayoría de 73 votos le había dado la confianza al gabinete, «si no nos dejan trabajar, haremos cuestión de confianza. (…). Si la mayoría ha dado la confianza a este gabinete, hay que entender que las minorías tiene que respetar», detalló.
Cuestión de confianza, un arma de doble filo
Como es de conocimiento público, la cuestión de confianza es un mecanismo constitucional (Art. 133°) que permite al Poder Ejecutivo consultar al Congreso sobre el tema que estime conveniente, si aún tiene su confianza para gobernar, como sucedería en este caso. Sin embargo, también es utilizado como un recurso para avalar la legitimidad del Gabinete Ministerial.
Lo que señala el artículo, es que el Congreso puede negar la confianza dos veces, pero con el riesgo de ser disueltos constitucionalmente. Es decir, si se niega esta aprobación en dos oportunidades, Castillo puede optar por disolver el Parlamento, tal como hizo Martín Vizcarra en su momento. De llegar a este extremo, el decreto que emita el Ejecutivo deberá incluir el compromiso de convocar a nuevas elecciones congresales durante los siguientes cuatro meses.
Finalmente, cuando Diario El Gobierno conversó con Ernesto Álvarez Miranda, expresidente del Tribunal Constitucional, precisó que esta figura es una herramienta constitucional que abre la posibilidad de tener un dictador en Palacio de Gobierno.