En el paroxismo de la campaña presidencial más inusitada de los últimos años, el pretendiente del sillón de Pizarro, Pedro Castillo —dejando de lado el misterio— finalmente dio luces sobre la conformación de su equipo técnico. Entre los nombres más destacables resalta la presencia del físico nuclear peruano Modesto Montoya. El reconocido divulgador de ciencia y tecnología tiene 72 años, es fundador del CEPRECYT y doctor por la Universidad de París-Sur.
Ministerio de Ciencia y Tecnología
En diálogo con Diario El Gobierno, Montoya Zavaleta manifestó la necesidad de implementar un Ministerio de Ciencia y Tecnología en el Perú. ¿La finalidad?: «desburocratizar el sistema de ciencia» en nuestro país. En ese marco, asegura su confianza en el líder del «lápiz», quien contempla dicha medida en su plan de gobierno.
¿Qué lo motivó a darle su apoyo y ser parte del equipo de trabajo del candidato presidencial Pedro Castillo?
Pedro Castillo es el único candidato que aceptó participar en la presentación de propuestas sobre transformación digital que organizamos con la UNI, San Marcos, ESAN y el CEPRECYT. Allí, adoptó nuestra vieja propuesta de la creación del Ministerio de Ciencia y Tecnología para impulsar el desarrollo científico y tecnológico en el Perú.
A la otra parte —Keiko Fujimori— no le escucho hasta ahora pronunciar la palabra «ciencia». Por el contrario, tiene un discurso que parece despreciar la inteligencia de los peruanos. Sin ningún problema quiere asustar a los que tienen un kiosco o una tienda; mintiéndoles asegurando que Castillo estatizará sus propiedades.
En los 90 fue convocado por Alberto Fujimori para implementar políticas prioritarias sobre ciencia y tecnología; sin embargo, una vez en el Gobierno el expresidente dejó de lado el tema. ¿Qué le hace pensar que Pedro Castillo sí llevará a cabo sus propuestas de trabajo?
Siempre lucho por que la ciencia, tecnología e innovación (CTI) sean la base del desarrollo nacional; si Pedro Castillo no pudiera llevar a cabo esta propuesta, seguiré en esa lucha. No tengo otro interés más que el desarrollo de nuestro país. Debo decir que a Pedro Castillo lo veo honesto, sincero, sano; por eso, confío en él. Soy maestro de niños en ciencias, son de origen agricultor, he sido pastor de ovejas, he ayudado en las tareas agrícolas. Confío en gente como yo.
¿Cómo surge la iniciativa de llevar a cabo una política de transversalización del enfoque científico que incluye la creación del Ministerio de Ciencia, tecnología e Investigación?
La ciencia por definición es transversal. Todo desafío tecnológico tiene que ser enfrentado de manera interdisciplinaria e intersectorial. Para enfrentar la pandemia, por ejemplo, se requiere de todas las ingenierías y las ciencias. La prensa solo entrevista a médicos, biólogos y a los que hacen curvas de número de muertes.
Faltan expertos en simulación para predecir lo que puede venir y así tomar las medidas de precaución. Faltan ingenieros y científicos para desarrollar los productos tecnológicos necesarios para defendernos de las pandemias que vendrán. La fusión de institutos es precisamente para enfrentar los problemas de manera interdisciplinaria.
Actualmente, el sistema de ciencia y tecnología está desarticulado y burocratizado. Debo señalar que uno de los objetivos de este ministerio es desburocratizar el sistema de ciencia; fusionando los institutos burocratizados y los cerca de 150 pequeños fondos desarticulados.
Otro objetivo es participar en el Consejo de Ministros para defender los presupuestos dedicados a la CTI, para que sean mucho mayores que el 0.1 % del PBI, que nos ha relegado a ser un país primario exportador. Este modelo no permite ingresos suficientes para dar una vida decorosa a los peruanos.
Con CTI, los empresarios tendrán mayores ganancias invirtiendo en conocimiento, en talentos, en ciencia y tecnología. Por ahora solo pueden invertir en sectores de baja rentabilidad. Con CTI, los agricultores tendrán acceso al conocimiento para que sus actividades sean más productivas. Todos los sectores serán beneficiados por el conocimiento, como ocurrió en Corea del Sur, Singapur, Finlandia y otros países que hoy están en el Primer Mundo.
Será un proyecto de mediano y largo plazo. Por eso, los políticos del pasado no toman el tema. Son inmediatistas, pues, dejaron de lado, por mucho tiempo, lo único que significa cambio: la ciencia.
Ollanta Humala, en la campaña del 2011, también planteó la creación de un Ministerio de Ciencia y Tecnología; sin embargo, no llegó a concretarse. ¿Qué novedades y diferencias encontramos con la propuesta de Pedro Castillo?
Como sabemos ahora, Humala tuvo mucha influencia de empresas extranjeras interesadas en construcciones para las que traían sus máquinas y productos tecnológicos. Estaban contra la ciencia, porque ciencia es independencia. Si tuviéramos ciencia, no les aceptaríamos las condiciones que nos imponen y no habría corrupción. Pareciera que para apoyarlo en la segunda vuelta lo obligaron a firmar la famosa hoja ruta que nos ha condenado a seguir dependientes de los recursos mineros. Pedro Castillo mantiene su propuesta hasta el final.
Respecto a la propuesta de ingreso libre a las universidades públicas, ¿cómo sería sostenible su implementación?
No es nada nuevo. En Argentina, por ejemplo, hay ingreso libre y en la universidad pasan ciclos de preparación y selección. Ocurre en varios países. En China hay un examen de admisión general para todos los alumnos. [Con relación a Perú] Solo los que tienen dinero se preparan en academias para dar el examen de admisión a las universidades estatales. En algunas universidades privadas todos los que tienen dinero ingresan. Ellos pasan por algunos ciclos y los seleccionan.
Me parece que la propuesta apunta a que todos los alumnos del Perú tengan la oportunidad de probar si son capaces. En la medida que más peruanos tengan esa oportunidad, más profesionales estarán listos para el despegue del Perú; pero también creo que, esa propuesta es de mediano plazo. Para ello es necesario que el Estado invierta en educación, como lo hicieron los países que dejaron la pobreza y hoy tienen ingresos per cápita similares a los que existen en países desarrollados.