El pasado 31 de enero, el Ejecutivo Luso decretó estado de emergencia en Portugal. Desde esa fecha, cerró sus fronteras vía terrestre con España —exceptuando el transporte de mercancías para servicios esenciales y trabajadores transfronterizos—, por los continuos contagios descontrolados.
Sin embargo, hace quince días el primer ministro luso Antonio Costa volvió a pronunciarse por la cuarta ola de COVID-19. «No vamos a cerrar los ojos. Si no contenemos ahora la pandemia, estaremos quince días en una situación tan dramática como la de enero», señaló pese a las duras quejas y comentarios exacerbados de los trabajadores que tuvieron pérdidas económicas.
El jueves pasado, el Consejo de Ministros de Portugal comentó que se abriría la frontera de España con el fin de que los ciudadanos, empresarios, hoteleros y todo tipo de transportistas se movilicen sin problema alguno. Además, añadió que se eliminarán los controles diarios de los agentes lusos para una circulación sin intervenciones. Así que, desde este sábado 1 de mayo a la medianoche (UTC+1) quedan abiertos los pasos.
«Cabe recalcar que el ritmo de la vacunación va en progreso en el tiempo previsto», dijo el primer ministro luso. Los mayores de 80 años que no se han podido vacunar, podrán asistir a los puntos hospitalarios activos; igualmente, las vacunaciones a domicilio estarán disponibles. Análogamente, para finales de abril toda la población mayor de 70 años debe encontrarse vacunada. Y, de forma simultánea, en mayo con la población que supera los 60 años.